Hay veces en la vida que nos encantaría volver a ser niños, sobre todo cuando las cosas se tuercen o no salen como queríamos nos gustaría volver a la infancia. Volver a esos años en los que las preocupaciones no iban más allá que no nos gustase lo que nos ponían de comer o que no nos dejasen salir hasta tan tarde. Y es que es verdad que en muchas cosas deberíamos aprender de ellos, de los pequeños de la casa. A mí una de las cualidades  que más me gustan de ellos, que va implícito en la edad, es la capacidad de vivir en presente, día a día.

Este tiempo de confinamiento, a todos nos tiene maravillados y no se deja de comentar en cualquier lugar, la maravillosa reacción de nuestros niños, en realidad es bien sencillo porque han reaccionado así, simplemente porque viven cada momento, no se cuestionan ni preguntan más, que hoy no se puede salir, pues no se sale, que mañana les decimos que ya se puede, pues fenomenal, lo celebramos y salimos.

Es fantástico vivir así, es la mejor forma, siempre. Ellos viven alejados de datos, política y demás preocupaciones de “mayores”, por suerte, disfrutan de que su papá y su mamá están con ellos desayunando, comiendo y cenando, no hay horarios, no hay prisas, incluso se pueden acostar más tarde!. Ellos aún con ganas de salir a la calle están encantados de tener a sus hermanos y padres todo el día.

En casa siempre hemos sido muy de juegos de mesa, pero este tiempo aún más. Estamos volviendo a jugar al parchís, la oca, al Enredo!, al Monopoly y tantos otros…

Estamos volviendo en muchas casas a nuestra propia infancia, redescubriendo manualidades de nuestra época de campamentos y redescubriendo las cartas!, partidas de cinquillo, chinchón…

Qué bonito levantarse todos juntos a desayunar y comer macarrones con tomate!. Dormir la siesta en el sillón, darse algún capricho, esto es vida piensan los niños!.

Muchos ya empezamos a pensar en el después…, luego qué?. Qué pasará con ellos?. Pues no pasará nada, volverán a adaptarse a la nueva situación, una vez más. Sin dramas, sin pensamientos raros, ellos son fáciles, los difíciles somos los adultos, yo lo tengo claro.

Después de este tiempo tendremos muchas ganas de celebrar con los primos, los abuelos y los tíos todos los cumpleaños pendientes. Haremos meriendas como las de antes, unas medias noches con Nocilla, otras con jamón york y queso y gusanitos!, y seguiremos pensando que lo de antes siempre será mejor, y no es que sea mejor, es que en cada época de la vida, de la historia, hay que actuar en función a la circunstancia que se vive, no es peor, es diferente, y lo diferente no tiene porqué ser malo.

Desde Eventos La Alquimista os invitamos a pensar en qué cosas echáis de menos de vuestra niñez, los paseos con los abuelos, las tardes de dibujos los fines de semana, no sé, lo que a cada uno le sugiera pensar en aquellos años.

¡¡Si os gusta compartirlo!!