Madrileña de nacimiento pero acogida en Toledo por amor… Para mi, la capital manchega tiene mucho de especial y mucho que contar. Una ciudad cómoda y fácil de vivir; y sobre todo preciosa y única para visitar.

De norte a sur,  Toledo es un referente a nivel mundial en cuanto a turismo se refiere, así lo reafirma su gran capacidad hotelera y el número de visitantes que recibe a diario.  La ciudad de las Tres Culturas la llaman, algo que da un juego tremendo a la hora de organizar visitas turísticas por ella. La religión cristiana, judía y musulmana se entrecruzan en sus estrechas calles, otorgándole una amplia oferta cultural, artística, gastronómica y artesana. 

¡El casco histórico es una auténtica joya! No me extraña que el Greco lo pintase en múltiples ocasiones. Aún mantiene ese aire medieval que inspiró al pintor madrileño y que lo convierte en un paisaje extraordinario. La Catedral (de estilo gótico), el museo que lleva su propio nombre, conventos y sinagogas de siglos pasados…  No me extraña tampoco que a mi me haya encandilado tanto, y que disfrute como una niña de cada una de las visitas guiadas que organizo a su alrededor, siendo estas tres mis favoritas:

  • Visitas teatralizadas 

Una de las actividades con más tirón durante todo el año (aunque no recomendadas en las horas de más calor) son las rutas teatralizadas a través de ese maravilloso centro histórico, posibles de realizar tanto de día como de noche. Según transcurre la visita guiada, diferentes personajes con su propia historia dentro de la ciudad irán apareciendo de lugares recónditos dando paso a un “Toledo misterioso”, un “Toledo mágico” o un “Toledo subterráneo” según la temática escogida. Una hora y media – dos máximo –  perfecta para todo aquel al que le guste la historia y descubrir sitios que por sí mismo nunca sabría que existían.

  • Cena en un Cigarral

La siguiente actividad imprescindible en la capital manchega es una cena en un auténtico Cigarral. Para quien no lo conozca, así se denominan a las antiguas casas de campo pensadas para el ocio de la familia (casas de recreo). Estas grandes extensiones de terreno se encuentran muy bien ubicadas en la parte alta del Valle de Toledo. ¡Menudas vistas estaréis pensando! Hoy en día muchos de ellos se han convertido en hoteles o se dedican a la organización de bodas o eventos.

  • Cata de vinos

La última de las propuestas para conocer Toledo es para, cómo no, realizar una cata de alguno de sus vinos.  ¿Mi recomendación? Finca Loranque. De gestión familiar,  es una gran extensión de viñedos referente castellano manchego, con muchos espacios para compartir una cata de vinos, un almuerzo o, por qué no, un acto de empresa. Para La Alquimista, un vino de sus bodegas siempre es la excusa perfecta para una quedada pendiente de hace tiempo o para visitar esta finca tan especial. Si lo planeamos para septiembre u octubre, o  ya llegada la primavera, en mayo, es seguramente el plan perfecto para pasar un gran día entre amigos, no obligatoriamente entendidos en el sector.